Brocoliti, como sabe que es un superalimento, se siente un superhéroe. Desde las azoteas de los edificios de su ciudad, busca ansioso la oportunidad de ayudar a algún ciudadano en apuros.

No muy lejos de donde se encuentra, observa cómo una dulce ancianita intenta cruzar la calle cargada con una bolsa que parece muuuuuuuuuuuuuuuuy pesada.
– ¡Esta es una misión para Superbrocoliti! – exclama entusiasmado.

Y acude en auxilio de la señora sin saber que en realidad se trata de Cebollini, el villano más malvado de la ciudad que disfruta de lo lindo haciendo llorar a todos sus habitantes.
Disfrazado de encantadora ancianita, espera impaciente la llegada de sus cebolletas ninjas para huir con el dinero del banco que acaba de atracar.
– Señora, no se preocupe – le dice Brocoliti amablemente –, ya llevo yo su bolsa que parece muy pesada.
-¡Quita tus sucias hojas de mi dinero, espárrago bobo! – contesta Cebollini atizándole con el bastón.
-¡Oiga, qué yo sólo quiero ayudar! ¡Qué se va a hacer daño en la espalda con tanto peso! – protesta el pobre Brocoliti – ¡Y no soy un espárrago, soy… Superbrocoliti!
Mientras los dos forcejean por la bolsa aparecen dos policías que venían persiguiendo a Cebollini y que consiguen detenerlo gracias a la ayuda de Brocoliti.

-¡Muchas gracias Superbrocoliti! – le dice uno de ellos estrechándole las hojas.
-En realidad yo… – Brocoliti aún no sabe muy bien lo que ha ocurrido pero sí siente el chichón que empieza a salirle en la cabeza.
-Volveremos a vernos, espárrago bobo – le amenaza Cebollini.
Brocoliti no escucha sus palabras, se siente feliz por ser un auténtico superhéroe 🙂